Cada persona nace vinculada a un animal de poder, un espíritu protector que simboliza sus dones internos y le brinda guía y fortaleza. Con el tiempo, al no vivir esta relación de manera consciente, podemos desconectarnos de esta fuente de energía y protección, debilitando nuestra vitalidad y nuestra sensación de seguridad interna.

El chamán, mediante un viaje chamánico, recupera la conexión con el animal de poder de la persona y lo reintegra en su campo energético. Esto ayuda a restaurar su fuerza, confianza y vitalidad.

Cuando vivimos un trauma físico o emocional, una parte de nuestra alma puede desprenderse para protegerse del impacto. Esto ocurre en situaciones como accidentes, pérdidas, rupturas, cirugías, cambios drásticos o experiencias de gran impacto emocional.

A nivel psicológico, esto se conoce como disociación, una sensación de estar desconectados de nosotros mismos. A nivel chamánico, se dice que una parte del alma se ha ido, dejándonos con la sensación de que “algo falta” en nuestra vida. De ahí provienen expresiones como “se me partió el alma”, “dejé mi alma en ese lugar” o “me siento des-animado”.

El chamán localiza y recupera los fragmentos de alma perdidos debido al trauma, permitiendo que la persona se sienta nuevamente completa, presente y en armonía consigo misma y con la vida.

A lo largo de nuestra vida, podemos acumular energías densas o intrusivas que nos drenan, nos generan bloqueos emocionales o afectan nuestro bienestar. Estas energías pueden provenir de experiencias traumáticas, emociones reprimidas, influencias externas o incluso de la energía de otras personas.

La Extracción Chamánica es una técnica ancestral utilizada para detectar y eliminar energías o bloqueos que no pertenecen al campo energético de la persona. A través de este proceso, el chamán localiza la energía intrusa, la retira con métodos específicos y la devuelve a la naturaleza para su transmutación.