Desde niña sentí que había algo más allá de lo visible. Una voz interior me guiaba, despertando en mí una profunda curiosidad por el alma, el misterio y el sentido de la vida.

Con el paso del tiempo, ciertas vivencias personales muy significativas marcaron un antes y un después. Me invitaron a detenerme, mirar hacia dentro y comenzar un camino de transformación. Comprendí que cada experiencia trae consigo una oportunidad de despertar, de sanar y de recordar quiénes somos en esencia.

Guiada por esa certeza, viajé a Perú, donde conviví con chamanes Q’eros y me adentré en su poderosa cosmovisión andina. Allí sentí que volvía a casa, y entendí que mi propósito era acompañar a otros en sus propios procesos de sanación y reconexión.

Más adelante, India y otros lugares sagrados del mundo, junto a grandes maestros, siguieron ampliando mi mirada, abriendo mi corazón y fortaleciendo mi vocación.

Hoy sé que la vida es un viaje sagrado. Y mi labor, con humildad y amor, es ofrecer espacios donde cada persona pueda recordar su luz, su fuerza y su verdad.